ARTE Y CIENCIA

La evolución de los cetáceos contada en un mural

Los turistas y estudiantes que arriben a Puerto Madryn tiene un nuevo atractivo que muestra a su animal emblema, la Ballena Franca Austral, pero desde un aspecto científico.


¿Puede retratarse un proceso dinámico, un movimiento continuo e infinito en una sola imagen? ¿Puede contarse con pinceles la historia de los mares y de los animales que lo habitan? Los colores empiezan a mezclarse y las tonalidades precisas, vívidas de verdes y azules se vuelven un océano contenido en el mural “Evolución de los Cetáceos” es el mural que habita el paredón del CCT CONICET-CENPAT en Puerto Madryn”.

El investigador adjunto del Instituto Patagónico de Ciencias Sociales y Humanas (IPCSH-CONICET), Diego González Zevallos es quien ha coordinado, junto a Raúl Vacca de la Oficina de Vinculación Tecnológica y el Área de Comunicación del CCT, la realización de esta pieza de arte científico que pretende convertirse en uno de los atractivos de las futuras recorridas turísticas con fines educativos por el predio del CENPAT. Los artistas Jorge Augusto Vásquez y Claudio Omar Segundo fueron los seleccionados para contar a través del arte y de la información que científicos de diferentes disciplinas fueron aportando, un proceso evolutivo complejo que se inició hace 50 millones de años.

“El mural combina ciencia y arte de una manera casi perfecta, convirtiéndose en un vehículo de divulgación científica para personas que no están familiarizadas con el conocimiento científico. Se trata de otra manera de mostrarlo. Es una apuesta por el muralismo en donde la persona que lo visita puede ver que las ilustraciones que, si bien tienen una impronta propia de los mismos artistas, tienen detalles técnico-científicos que dan cuenta del tema que se está mostrando: la evolución de los cetáceos. Para el caso de Puerto Madryn no es cualquier tema ya que en este lugar de la Patagonia es donde tenemos el mayor registro fósil de Ballena Franca Austral y otros cetáceos”, destaca González Zevallos.

En el mural pueden observarse seres primitivos, antecesores de la ballena franca austral, parientes tan lejanos que no eran ni siquiera marinos. Caminaban por la tierra millones de años atrás. Formaban parte de un pasado muy lejano pero que se necesita conocer para entender la historia evolutiva.

Un gran aporte desde el punto de vista del conocimiento, lo hizo la investigadora asistente del Instituto Patagónico de Geología y Paleontología (IPGP-CONICET), Mónica Buono, quien trabajó junto a los artistas desde la génesis del proyecto. En un intercambio que duró meses, desde los bocetos a escala a la pintura en la pared, la científica y los muralistas fueron delineando, a partir del material científico sobre los antepasados de las ballenas de los cuales se tiene registros fósiles, los cuatro animales extintos.

“De las formas más antiguas, el primero que se ilustra en el mural es el Pakicetus que poseía una morfología parecida a un perro. Luego puede observarse un ambulocetido o Ambulocetus que es una forma que ya estaba mucho más en el agua, más parecida a un lobo marino por decirlo de alguna manera. Se presume que entraba y salía del agua. Después ya pasamos a los protocetidos, formas mucho más acuáticas pero que se cree volvían a tierra a reproducirse. Cierra la secuencia un bacilosaurio o Bacilosaurus, que es una forma completamente acuática por algunas características que se ven en el esqueleto que indican que era un animal que no volvía a la tierra”, detalla la investigadora.

Todos los animales del mural están representados en escala real. No solo los del pasado, de los cuales se toma la dimensión de los huesos hallados, sino de todos los del presente: una ballena franca austral, un ballenato de la misma especie, peces, medusas, bosques de algas, invertebrados marinos. Todos con un grado de detalle que permite obtener información desde una mirada del conjunto tanto como de cada aleta, diente, ojo o callosidad.

“El mural es parte de un Proyecto de Investigación Orientado (PIO) del Ministerio de Turismo nacional y el CONICET al cual nos presentamos y ganamos en el marco de una línea de investigación que llevo adelante de Turismo, Ciencia y Educación. El proyecto pretende poner en valor el predio de un centro de investigación, en este caso el CCT CONICET-CENPAT, ya que contamos con varios espacios como el acuario, el Jardín Botánico de la Patagonia Extraandina y el esqueleto completo de una ballena Sei que está expuesto en la entrada. Un próximo paso será desarrollar un manual educativo sobre el mural ya que hoy por hoy es solamente un mural pero pretendemos más. Que el público pueda venir a visitarlo con una perspectiva de turismo científico abierto y no solo para entendidos. Creemos que puede haber guías de turismo preparados, capacitados por los propios científicos que puedan hacer de nexo entre la ciencia y el público en general. Y el mural es una gran herramienta para lograrlo”, cierra el científico.

Por Diego Nuñez de la Rosa y Alejandro Cannizzaro